Hoy abordamos el siguiente artículo de Simón Royo Hernández,
Noticias desde el trabajo inmaterial IV. La labor del intelectual y los premios Nobel de Literatura: Sartre, Pasternak y Günter Grass (rebelion.org, 7/01/2007)
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Apreciados Royo-Bloggers,
Hemos afirmado en muchas ocasiones que Simón Royo sólo sabe perorar sobre sí mismo. A estas alturas ya sabéis que sus articulillos espejean su autoidolatría con un impudor que abochorna a todos los que pierden su tiempo leyéndole. Pero el caso que nos ocupa hoy roza lo paranoico…
Las máscaras que utiliza en esta ocasión para esconder su rostro en cada párrafo son las Sartre, Pasternak y Günter Grass. Es decir, que al hablarnos de estos señores lo que está haciendo en realidad es escribir sobre sí mismo. Y es que Simón Royo empieza a tener ensoñaciones de Premio Nobel. Lo que nos faltaba.
El presente artículo, La labor del intelectual y los premios Nobel de Literatura: Sartre, Pasternak y Günter Grass, está pergeñado del tal manera que se puedan incluir tendenciosamente —como suele ser habitual en él— esos mensajes propagandísticos de anarco-comunismo de parvulario tan suyos y de los que ya estamos verdaderamente hartos por su simplismo y bobería.
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Os habréis dado cuenta de que Simón Royo siente especial predilección por algunas frases hechas como la de Toni Negri (“trabajo inmaterial”) o la de Marx (“tiempo de la venalidad universal”) que encontramos — ¿por enésima vez?— en este escrito. Nuestro macilento cuarentón debe pensar que si las repite como si tuviera el síndrome de Tourette va a convertirse en Boris Pasternak. Pobrecillo…
Para honrar a Simón y a su síndrome del papagayo, hemos titulado el post de hoy con otra de sus expresiones favoritas que también aparece aquí: “la baba de basilisco”. Ignoramos qué debió sucederle cuando Simonete descubrió esta palabrita —seguramente tiene en mente la revista de Gustavo Bueno llamada precisamente así, El Basilisco—, pero desde entonces la utiliza con notable fijación oral. Basilisco significa “el rey de las serpientes” en griego y en el ámbito cristiano suele emplearse como emblema del mal —en el universo simonesco designa a todo el mundo menos a él—. Es muy curioso que una de las características del basilisco sea precisamente la pestilencia de su aliento which reminds us Simon’s stutter and yellowish teeth…
Mas comencemos desde el principio…
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Simón Royo desea trasmitirnos un mensaje muy-muy profundo: que a los intelectuales se les debe juzgar conjuntamente por su obra y su vida. El erudito tiene la obligación de ir más allá del flemático intelectualismo a fin de encarnarlo en el ejemplo de sus propios actos. Así pues, Simonete nos explica que “antes” —en la áurea era de la Satya Yuga pre-capitalista— los premios ensayísticos eran mucho más auténticos que los Premios Nobel de los siglos XX y XXI. Se menciona a Herder, Schopenhauer y Rousseau como máximos exponentes de intelectuales coherentes de su época.
Rousseau, otra vez Rousseau… ¡Vaya un ejemplo! Suponemos que los Royo-Bloggers tenéis muy presente la biografía del susodicho apóstol de la tolerancia y educación edénicas. Juan Jacobo se casó con una sirvienta y modista llamada Thérèse Levasseur, con la que tuvo cinco hijos. Su propia prole no fue tan bien tratada como el “Emilio” novelesco y fueron enviados al terrible hospicio de los Enfants-Trouvés. Gran gesto si tenemos en cuenta que en aquella época las inclusas tenían un índice de mortandad infantil superior al 80%. Ay, esos intelectuales que alientan el aborto a sus compañeras o se desentienden de sus hijos. Un magnífico espécimen, sí señor. ¿Verdad, Simón?
Una vez acabada esa noble etapa de la humanidad, el capitalismo atroz engendró, entre otros cataclismos, la institución de los Premios Nobel. Desde luego es innegable que la fortuna obtenida por la dinamita es cuestionable, pero extender sistemáticamente la mácula de la duda hasta los premiados nos parece algo exagerado. También coincidimos con Simón que muchos premios —especialmente los de literatura y el de la paz— están contaminados por inclinaciones políticas y, por lo tanto, se puede discutir su pertinencia o no, del mismo modo que nosotros podemos cuestionarnos el reparto de becas de postgrado ganadas por el enchufe del politiqueo más ruin. ¿Verdad, Simón?
Con esta retórica, Simonete nos indica que los únicos premiados con el Nobel que merecen respeto son Pasternak y Sartre, ya que:
Los motivos del rechazo de tan cuantioso y prestigioso premio por ambos son sujeto de conjeturas hermenéuticas sobre la conciencia del intelectual, luego añadiendo una más, al menos muy verosímil, a las interesadas especulaciones sobre la subjetividad de los grandes hombres al acometer dignas acciones; proponemos considerar que tal rechazo bien pudiera tener una íntima relación con los principios generales de un arte comunista.
En fin, aquí empieza la deriva de su artículo. Pero empecemos primero evaluando la figura de Sartre y luego nos ocuparemos del desventurado Pasternak.
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No nos parece que valga la pena tratar sobre la obra de Jean-Paul Sartre, suficientemente conocida por todos “ad nauseam”. Sin embargo, como Simonete nos habla de las coherencias entre la obra y la vida del intelectual, quizás sea interesante que repasemos la trayectoria íntima del famoso existencialista bizco. Para ello, os proponemos la lectura del sabroso libro de Hazel Rowley titulado Sartre y Beauvoir. Historia de una pareja, publicado por Lumen . Es entonces cuando nos percatamos de la hipocresía de esas figuras que son veneradas en proporción al grado de sus mezquindades privadas. Muchos progres dirán que practicaban el “amor libre” o que no estaban constreñidos por los “valores morales de la sociedad burguesa decadente”. Uno puede darse un lote arrabalero con quien quiera —en este blog siempre hemos defendido la felicidad y opción sexual de cada uno—, pero escudarse en la libertad no justifica el reiterado abuso psicológico de las personas ni hacerles daño con gratuidad amoral. La aristocrática feminista bisexual y el licencioso sapo destrozaron la vida de mucha gente que “creyó” en ellos, sobre todo las vidas de sus respectivas alumnas, a las que humillaban e intercambiaban en jueguecitos psicológicos abyectos aprovechándose de su nombradía académica y estatus político. Por no mencionar la cobardía de Sartre cuando Michelle Vian, ex mujer de Boris Vian, abortó de él y éste, mientras tanto, estaba tan ricamente de viaje dejándola sola en un trance tan difícil para cualquier mujer. Una verdadera muestra de ética e integridad. ¿Verdad, Simón?
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Finalmente nos toca hablar de Boris Pasternak. Cualquiera se sumaría a la impecable trayectoria personal y artística de este señor. Gran poeta, magistral traductor de Shakespeare y Rilke —labor que tuvo que emprender por perentoriedad económica debida a la presión del régimen que le prohibía publicar su propia obra con normalidad— y, cómo no, autor de la inolvidable novela Dr. Zhivago. Lo que ocurre en este caso es que Simón Royo miente como un desfachatado al aseverar que:
El mayor héroe de los rechazos hacia la compra-venta de las obras y del arte por el capitalismo del siglo XX fue sin duda Pasternak, a quienes los capitalistas difaman cuando aseguran que rechazó el premio por temor a ser deportado.
¿Nosotros difamamos a Pasternak? Joder, Simón, ¿cómo puedes soltar una mentira podrida de tal calibre y quedarte tan tranquilo? Tan sólo hace falta consultar la Wikipedia y comprobamos que Pasternak escribió no UNA sino DOS CARTAS a la academia sueca. En la primera expresaba humildemente su felicidad por el premio:
Immensely thankful, touched, proud, astonished, abashed.
(Inmensamente agradecido, emocionado, orgulloso, sorprendido, avergonzado)
No obstante, las presiones ejercidas por el régimen soviético le hicieron cambiar de idea. En su segunda carta a la academia dijo:
Considering the meaning this award has been given in the society to which I belong, I must reject this undeserved prize which has been presented to me. Please do not receive my voluntary rejection with displeasure.
Este dato puede corroborarse en decenas de enciclopedias, páginas webs, biografías y manuales. Pero Simonete dispone de una información única y privilegiada —proporcionada posiblemente por su catervita de Rebelión y amigotes anarco-comunistas de salón— con la que se atreve a negar, en otro ejercicio revisionista simonástrico, este hecho y demás adversidades sufridas bajo la tiranía de Josef Stalin.
Y hablando de premios Nobel, ¿cómo no acordarse en estos momentos de Orhan Pamuk que ha tenido que abandonar Turquía por las reiteradas amenazas vertidas contra él, su familia y amigos? Pero don Royo jamás dedicará una palabra de aliento a un personaje que lucha por la modernidad, la democracia y la igualdad…
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Simón Royo concluye su articulillo con un par de párrafos admonitorios anticapitalistas que os transcribimos a continuación (fijaos en los “basiliscos”):
De todos sabido que entre algunos premios a los intelectuales a veces se tercia el tongo mediante la intervención del tendero editorial, sobre todo cuando los fastos se celebran en tierras capitalistas. Así susurran siempre las malas lenguas en los ambientes intelectuales, esos en los que todo el mundo habla mal de todo el mundo y en los que, entre mentirosa baba de basilisco y rastrero insulto del bestiario, se dice de vez en cuando alguna verdad, como que, por ejemplo, entre los famosos premios Anagrama de Ensayo, siempre será mejor el finalista que el premiado.
Y …
Sólo una persona con peso y autoridad igual o semejante a quienes grandes y medianas cosas han escrito tiene legitimidad para poder emitir un juicio sobre las mismas y no por mor de un respeto de anacrónicas jerarquías sino por una evidencia actual. La maledicencia es un gran deporte en el mundo egotista y narcisista del capital y del espectáculo, televisión y parlamento dan el mal ejemplo, algo que emponzoña más a quien vomita que a quien recibe. Para toda la pútrida baba de basiliscos, mientras lo sean, ha de valer lo que Sócrates dijo en una ocasión: no hay que extrañarse de que los asnos rebuznen o de que suelten frecuentemente una coz. Tampoco hemos de extrañarnos si nosotros rebuznamos o coceamos, pero extraño e inaceptable es que nos rebuzne el sabio.
[…]
Resulta ante ellos ridícula una sociedad como la nuestra, la de la masa de borregos del capitalismo consumista, en la que cualquier “idiotes” -en el sentido etimológico de la palabra griega, que indica tan sólo a cualquier particular- se cree con derecho a juzgar a quienes no lo son. El motivo es que en el mundo de la adoración del becerro de oro ya no se juzga como ciudadano ante el tribunal de la razón sino como cliente ante el tribunal del consumidor, una muestra más y una demostración palpable de que el lugar de la política lo ha ocupado el mercado. Una alteración con funestas consecuencias en todos los órdenes de la existencia.
Uy, uy, uy… ¿No estarás hablando de nosotros? ¿Verdad, Simón? Porque te criticamos a ti con el mismo derecho que con el que tú criticas, insultas y agredes a todos los demás.
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Faltas de Ortografía:
Tenemos que felicitarte, Simonete. Parece que hoy has pasado el corrector ortográfico de Microsoft con cierta habilidad. Con todo escribes mal:
Über *die *Wille in der Natur de Schopenhauer pues debe ser Über den Willen in der Natur. ¡Ay, ese alemán! ¿Para cuándo un cursito en el Goethe Institut subvencionado con alguna de esas becas que te dan?
¡Al fin, la solución de las soluciones, la vía de salida perfecta para las cuitas de nuestro Simonastro!
Sí, amigos. Echad una ojeada al último número de la revista Psikeba (http://www.psikeba.com.ar/numero/0004.htm).
Os encontraréis, el primerito, con lo que parece ser un artículo más del hijo del filonazi. Y uno se pone a temblar: ¿qué faltones ortográficos no cometerá de nuevo nuestro semianalfabeto ensoberbecido? ¿Qué atentados contra la gramática no perpetrará el homófobo, machista y rufianesco amiguito de la Oñate y el Quintín? ¿Qué vapuleo a la racionalidad y al sentido común no acometerá este acomplejado, lleno de traumas infantiles que (esperemos) no transmita a su descendencia (a la cual, por cierto, deseamos una infancia mucho más feliz que la del hijito de papá falangista)?
Uno se pone a temblar ante todas estas perspectivas. Y, empero, uno entra en el enlace indicado (http://www.psikeba.com.ar/articulos/
SR_posmodernidad_espectralidad.htm)... y ahí está, ¡la solución de las soluciones! Ahora explicaré por qué.
Eso sí, ¿alguien duda aún de que Simón no se martiriza leyéndonos asiduamente? ¿Alguien hesita acerca de lo afectadito que está nuestro homúnculo por las ideas que barajamos aquí? Pues bien, si aún queda cualquiera con tales vacilaciones, hétenos aquí con que en la susodicha Psikeba aparece la prueba de las pruebas de que Simón, mal que le pese, no puede sino leernos y tenernos presentes.
Pues en el artículo citado (de título tan pomposo e inútil como siempre: "Postmodernidad y deconstrucción: el ámbito de la espectralidad"), Simonete encuentra la solución a sus afanes. "¿Que esos listillos del Royo-Blog se creen imbatibles con sus amplios conocimientos y con su maestría argumentativa? ¿Que se piensan que, escriba yo lo que escriba, siempre se verá en los resultados un reflejo de mis incapacidades intelectivas?", se dijo un día nuestro Simón, mientras se trataba de limpiar los dientes para evitar su continua halitosis. "¡POS YA TENGO LA SOLUCIÓN PERFECTA PARA DEJARLES SIN CRÍTICA POSIBLE! La solución se llama INTERTEXTUALIDAD".
Y ahí está. Cual una Ana Rosa Quintana rediviva, como si de la también lamentabilísima Lucía Etxebarría se tratara, Simón Royo ha apostado ya definitivamente por el PLAGIO puro y duro (algo en lo cual, como ya nos mostró en su día nuestro encomiable anfitrión, Joseph K., ya se ejercitó haciendo de copión... ¡de su propio padre el falangista!).
Eso sí, Simón envuelve esta vez su incapacidad de articular cuatro ideas con orden y sin meter la pata, en una presunta "selección" de textos... de otros. Los otros son citados (con lo cual el plagio no es tanto; lo dicho, quizá él se piense que aquí se trataría, mu' postmodernamente, de la dichosa "intertextualidad"). Pero, sobre todo, uno logra un montón de resultados beneficiosos que no han podido dejar de entusiasmar al vaguete este, subvencionado por la UNED (ahora bien, Simonete, tiembla, tiembla, que en unos poquitos meses ya se te acabó el chollo de tu bequita... ¡y tendrás que volver a tu oscura garita de guarda jurado, pobrecito tú!). Vamos con dichos beneficios:
- En primer lugar, no hay que molestarse en pensar: basta con abrir al azar un libro cualquiera (¡vale incluso "Las mil y unas noches"! No es broma mía: mirad el texto número 7), y copiar un textito del mismo.
- En segundo lugar, si la copia se hace con cierto cuidado (o con un simple "copy/paste"), ¡adiós a las patadas ortográficas tan simonianas, adiós a los errores sintácticos tan sintomáticos de su deficiencia mental!.
- En tercer lugar, según este procedimiento es posible escribir 3 ó 4 artículos al día... lo cual, multiplicado por el número de días que le quedan a nuestro Dómine-Cabra hasta que se le acabe la beca, puede significar... ¡centenares y centenares de publicaciones con que rellenar su exangüe currículo, pa' ver si eso facilita que le caiga dentro de unos meses alguna placita de profe ayudante, otorgada dadivosamente ya sea por la gorda de la Oñate, ya sea por el paranoico del Quintín!
En suma, lo dicho: ¡la solución de las soluciones, la vía de salida perfecta para las cuitas de nuestro Simonastro!
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No me resisto a transmitir aquí otra información que hace poco ha llegado a mis oídos. Al parecer, Simonastro está tan afectado por una página como esta, que ha recurrido al asesoramiento de sus "amigos" (bueno, de lo que él llama amigos... hasta que tiene con ellos experiencias traumáticas como las que describe aquí: http://www.lacavernadeplaton.com/articulosbis/
amistadsimon1.htm ... -por cierto, Joseph, algún día, habrá que comentar ese texto, ¿no te parece? En mi opinión es el más significativo y autodesvelador de todos los que Simonete proyecta sobre su ordenata cuando lo teclea tan patosamente como lo teclea).
Pero bueno, vamos a lo que vamos. Estaba contándoos que Simonastro está como loco preguntando a sus amigos cómo puede acabar con una página como esta, que le está haciendo un daño tremendo a su reputación (imaginaoos: cualquier persona que lea algo suyo, y a la que se le ocurra buscar su nombre a continuación en Google, se topa inevitablemente con esta página, llena de cachondeo y altura intelectual, con lo cual es muy probable... que su opinión sobre Simonastro se vea irremediablemente marcada de entonces en adelante).
Hace meses que Simón dio instrucciones para que nadie entrara aquí a defenderle (pues eso significaba que se nos hacía algo de caso, y, buen conocedor de las técnicas estalinistas, Simón prefería fastidiarnos haciendo como que no existíamos, que no mereciamos ni su excelsa interlocución). Es evidente que esa primera táctica, por lo demás bastante infantil, ha dado lamentables frutos: con abogadetes o sin abogadetes de Simón, aquí seguimos pasándonoslo estupendamente, aprendiendo unos de otros deleitándonos; en suma, haciendo honor al clásico latino y su "Castigat ridendo mores".
La conclusión de todo esto es que ahora Simón y sus "amigos" están pensando en adoptar otra táctica. La explico: se trataría, nada menos, que de denunciarnos ante la Policía-Police-Polizei. (¡Quién nos lo iba a decir! El ácrata, el rebelde, el revolucionario... ¡recurriendo a la ayudita de mamá policía cuando los niños se ríen de él en el parque!).
Ahora bien, para que esa denuncia tuviera efecto, habría de cometerse algún delito aquí. Algo que, de momento, no ocurre ni parece que vaya a ocurrir. A Simón y a las lumbreras de sus amigos se les ha ocurrido entonces... cometer el delito ellos mismos en esta página, ¡para acusarnos luego de ello a nosotros, y lograr así que nos cierren el campo de juegos! Tranquilos, estamos hablando de algún delito relativamente simple: revelar, por ejemplo, la calle donde vive nuestro Dómine-Cabra; o revelar algún otro dato privado que sea constitutivo de delito contra la ley...
En suma, que si observáis algo raro en este blog próximamente, podéis sospechar de que, tal vez, quien lo esté escribiendo no sea sino nuestro becario cerbatana, en uno de los ratos libres que le quedan entre copieteo y copieteo de "intertextualidades" con las que "publicar" sus artículos poshmodernos. Advertidos estamos. Pero, entre tanto, ¡a pasarlo bien!