- Sobre nuestra involuntaria implicación con el capitalismo salvaje. No lo saben pero lo hacen, de Simón Royo.
- Durant da Ponte, “The Image of America”, Hispania, Vol. 47, No. 1, (Mar. 1964), p. 111-114 que os podéis descargar en formato PDF (705 Kb) desde aquí .
Apreciados Royo-Bloggers,
Disculpad la inactividad de nuestro blog de estos días, pero andamos faltos de tiempo. También queremos volver a daros las gracias —a Georg y a todos los demás— por vuestras revelaciones y comentarios.
Teníamos pensado tratar en el post de hoy la crítica del último artículo de Simón Royo publicado para Rebelión.org (La labor del intelectual y los premios Nobel http://www.rebelion.org/noticia.php?id=44330 ), pero a raíz de la carta de Georg hemos creído más oportuno seguir hablando del extraño vínculo ideológico entre Simón Royo —autoproclamado anarco-comunista platónico— y su padre falangista, Rodrigo Royo.
Como nos explicaba Georg, el freudiano rechazo de Simón por su padre es paradójico hasta el absurdo si uno se detiene a comparar las actitudes y escritos de ambos. Así pues, hoy abordaremos esta peliaguda cuestión cotejando un artículo de Simón Royo que, cuando lo leímos por primera vez nos pareció absolutamente anodino pero que, por una casualidad, hemos descubierto que se trata de un plagio total de un fragmento escrito por su padre. De ahí su interés.
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(Da Ponte, p. 112)
Whenever a Spanish journalist is provoked (for whatever reason), the first thing he does is to attack the degeneracy of American life as reflected in certain highly specialized areas. Here, for example, is how a writer in the newspaper Arriba referred to the United States a couple of years ago when that paper became incensed over an editorial in the New York Times about the perennial problem of Spanish political prisoners. The headline of the article read (in English): "Mind Your Own Business." After attacking the United States for its racial discrimination, the writer stated:
[Trad. Cuando se provoca a un periodista español —por la razón que sea—, lo primero que hace es atacar la decadencia del estilo de vida americano según se refleja en ciertas áreas sumamente especializadas. Aquí, por ejemplo, se ve cómo hace un par de años un escritor se refería a los EE.UU en el periódico Arriba cuando éste se indignó por un editorial del New York Times sobre el sempiterno problema de los presos políticos de España. El titular del artículo era: “Ocupaos de vuestros asuntos”. Tras atacar a los EE.UU por su discriminación racial, el escritor afirmaba:](Rodrigo Royo)No somos los españoles los que hemos inventado la palabra "gangster", "racket" o "murder syndicate", y nuestra delincuencia juvenil, sin Harvards ni Yales ni "sofomores" o "Beta, gamma, pis", resulta tan pobre y ridícula ante la norteamericana como nuestras comodidades higiénico-sanitarias le parecen al ciudadano del paraíso del frigorífico, el superautomóvil y la televisión en color, que no le sirven para garantizarle un paseo tranquilo por Central Park a la caída de la tarde, sin miedo a puñaladas, atentados de maníacos o trampas de prostíbulo.
It must, of course, be insisted that one diatribe does not constitute a universally held image. But to what extent it contributes to the formation of an image can only remain suppositional. It should further be pointed out that the newspaper which published the attack—Arriba—is the official organ of the Falangist Party, some of whose members are known for their anti-Americanism. Chief among these is the editor of Arriba, Rodrigo Royo, who in 1959 published a bitter and cynical book entitled U.S.A.: El Paraíso del Proletariado. Royo spent ten years as a newspaper correspondent in Washington and New York, and his comments thus carry much weight and authority in Spain. To give an illustration of the kind of image his book encourages (and it has been immensely popular), I shall quote part of the section entitled "EL AUTOMÓVIL, ENEMIGO PUBLICO NÚMERO UNO."[Trad. Por supuesto, se debe insistir en que una sola invectiva no constituye una imagen sostenida por todo el mundo. No obstante, hasta dónde contribuye esto en la formación de una imagen es algo queda sólo como objeto de suposición. Además, debemos señalar que el periódico que publicó el ataque —Arriba— pertenece al órgano oficial del Partido Falangista, muchos de cuyos miembros son conocidos por su antiamericanismo. Entre ellos descuella el editor de Arriba, Rodrigo Royo, quien en 1959 publicó un amargo y cínico libro titulado USA: El Paraíso del Proletariado. Royo estuvo diez años trabajando como corresponsal en Washington y Nueva York y sus opiniones son de gran peso y autoridad en España. A fin de ilustrar el tipo de imagen que alienta su libro —que devino inmensamente popular—, voy a citar un fragmento de la sección titulada “EL AUTOMÓVIL, ENEMIGO PUBLICO NÚMERO UNO.”](Rodrigo Royo)
La prosperidad mecánica puede traducirse a veces en algo catastrófico. Recordemos que el automóvil ha producido más bajas en Estados Unidos que todas las guerras en que ha participado este país a lo largo de la Historia… matarse en la guerra es un salvajismo primitivo. En cambio, matarse en automóvil no lo es. Por el contrario, morir en accidente de tráfico es una cosa muy elegante y muy civilizada.
[El automóvil] es tan infalible en su labor exterminadora, que los expertos calculan de antemano el número de muertos que va a producir el coche cuando se aproxima cualquiera de los clásicos "week-ends" largos. . . Durante el ano 1955 se produjeron en el país 10.000.000 de accidentes de tráfico. El costo de estos accidentes fue de 4.400 millones de dólares. Nada menos que 1.250.000 personas resultaron heridas con incapacidad para trabajar durante uno o más días después de la fecha del accidente. Por este motivo se perdieron en el país 55.000.000 de días-hombre de trabajo. ¡En el mismo ano murieron en accidente automovilístico algo más de 36.000 personas! Es decir, que el coche ha producido en Estados Unidos tantos muertos en un solo año como tuvo el Ejército norteamericano durante toda la guerra de Corea, que duró tres años. Todo esto es muy civilizado. Cuando se produce una revolución en cualquier país del mundo de los que en Norteamérica se catalogan como atrasados, la prensa y la gente de aquí se hacen cruces y exclaman sin recato: "¡Qué bárbaros! ¡Qué primitivos! ¡Qué salvajes! ¡Qué falta de civilización!". Pero cuando en un "weekend" norteamericano se producen 500 muertos, eso no es barbarismo, eso es muy culto y muy civilizado.
Ahora, Royo-Bloggers, leed con atención los siguientes párrafos perpetrados por Simón Royo, el gran progre:
Pocos son los muertos de algunas guerras recientes comparados con los muertos y mutilados por los llamados accidentes automovilísticos. Los accidentes de tráfico son un tributo sacrificial en vidas humanas que pagamos al Dios Mercado y que se reduciría o eliminaría, casi por completo, no ya volviendo al estado rousseauniano de naturaleza, sino simplemente, con tal de que la mayoría de los transportes fuesen públicos en lugar de privados.
[…]En España, 1989 se cobró 5.940 víctimas del consumo de automóviles; durante 1998 murieron 4.271 personas en accidentes de tráfico y en 1999 la cifra fue de 4.280. (En los Estados Unidos durante 1998 las muertes por "accidentes de tráfico" fueron 42.000). Cifras sin contar las bajas por atropello y las fallecidas 30 días después del accidente, y sin contar el número de heridos leves o graves y con secuelas de por vida. Negro panorama que se achaca completamente al azar como si no hubiese una industria y la exigencia de una forma de vida detrás. El precio en vidas que se paga por la prisa y el estrés no parece importarle a nadie en nuestras sociedades tecnificadas.
[…]
Los automóviles son valores de cambio legalizados, enemigos de la sociedad mucho más perjudiciales que las drogas o el terrorismo.
Como podéis comprobar con vuestros ojos, se trata exactamente de los mismos argumentos demagógicos que los empleados por su padre fascista. Simonete, como siempre, está más preocupado por asuntos abstrusos como los accidentes de tráfico —si son evitables o no, sería tema para otro debate— que por la igualdad de la mujer en el mundo, la libertad de expresión en ciertas dictaduras o los atentados terroristas…
Además, fijaos en el título del artículo “No lo saben pero lo hacen”, del inconfundible estilo del Mesías Simonastro (comparadlo con la famosa cita bíblica de Lucas, 23-34 ). ¿Otra vez tu vena nietzscheana ecce homo?
Sabéis perfectamente que Simonastro está entre nosotros para decretar los pecados que los pobres conciudadanos arrostramos desde los tiempos de la facinerosa Eva —hembra, para más señas—. En eso consiste su superioridad moral de profeta, pues nos advierte que:
Es difícil aceptar para un ciudadano honesto, que trabaja, paga sus impuestos y no hace mal a nadie, que pese a todo sea un asesino. No sabemos pero lo hacemos. No queremos darnos cuenta de que nuestro modelo de vida está basado en la explotación y que mata y asesina, no sólo de hambre en Africa, en América y en Asia, sino de presión al consumo en los países llamados ricos, una mortandad que no es sólo en el exterior sino también en el interior y de la que los accidentes de tráfico no son sino una pálida muestra. Ignoramos ser criminales y cuando nos damos cuenta es cuando comenzamos a plantearnos si no habría que cambiar de forma de vida y de modelo económico social.
Gracias, sublime Mesías Simonastro, por recordarnos nuestras faltas y administrar los pecados que nos conducirán irremediablemente a las brasas del infierno.
Por cierto, Simonete, hipócrita, ¿Tú tienes coche, verdad?