26 enero 2007

SIMON ROYO PLAGIANDO A RODRIGO ROYO

Los textos de hoy traídos a colación son:



  • Durant da Ponte, “The Image of America”, Hispania, Vol. 47, No. 1, (Mar. 1964), p. 111-114 que os podéis descargar en formato PDF (705 Kb) desde aquí .





Apreciados Royo-Bloggers,

Disculpad la inactividad de nuestro blog de estos días, pero andamos faltos de tiempo. También queremos volver a daros las gracias —a Georg y a todos los demás— por vuestras revelaciones y comentarios.


Teníamos pensado tratar en el post de hoy la crítica del último artículo de Simón Royo publicado para Rebelión.org (La labor del intelectual y los premios Nobel http://www.rebelion.org/noticia.php?id=44330 ), pero a raíz de la carta de Georg hemos creído más oportuno seguir hablando del extraño vínculo ideológico entre Simón Royo —autoproclamado anarco-comunista platónico— y su padre falangista, Rodrigo Royo.

Como nos explicaba Georg, el freudiano rechazo de Simón por su padre es paradójico hasta el absurdo si uno se detiene a comparar las actitudes y escritos de ambos. Así pues, hoy abordaremos esta peliaguda cuestión cotejando un artículo de Simón Royo que, cuando lo leímos por primera vez nos pareció absolutamente anodino pero que, por una casualidad, hemos descubierto que se trata de un plagio total de un fragmento escrito por su padre. De ahí su interés.


***


El artículo de Da Ponte, como veis, ni más ni menos data del año 1964. En él se realiza un interesante análisis de la imagen negativa que se tenía de los EE.UU en la España de entonces. Curiosamente, Da Ponte menciona a Rodrigo Royo (ver foto, abajo a la izquierda) como el máximo representante del antiamericanismo español —tradición que mantiene Simón Royo—. Entre las posibles causas de esta animadversión, se señala especialmente la ideología fascista/falangista predominante de los intelectuales de la élite cultural española. Rodrigo Royo tenía la costumbre de atormentar a sus empleados con serenatas de violínA continuación, Da Ponte explica que Rodrigo Royo rechazaba sistemáticamente la democracia, el progreso material y bienestar americanos resaltando la decadencia moral de su sociedad reflejada en los libros y películas que tocaban temas como la homosexualidad, la violencia, el racismo, la explotación, la locura (John Steinbeck, Tenesse Williams, Faulkner) así como basándose en estadísticas demagógicas sobre los accidentes de tráfico. Como veremos más adelante, Simón Royo, emplea las mismas triquiñuelas que su padre: el coche como emblema diabólico del capitalismo.


(Da Ponte, p. 112)
Whenever a Spanish journalist is pro­voked (for whatever reason), the first thing he does is to attack the degeneracy of American life as reflected in certain highly specialized areas. Here, for example, is how a writer in the newspaper Arriba referred to the United States a couple of years ago when that paper became incensed over an editorial in the New York Times about the perennial problem of Spanish political prisoners. The headline of the article read (in English): "Mind Your Own Business." After attacking the United States for its racial discrimination, the writer stated:



[Trad. Cuando se provoca a un periodista español —por la razón que sea—, lo primero que hace es atacar la decadencia del estilo de vida americano según se refleja en ciertas áreas sumamente especializadas. Aquí, por ejemplo, se ve cómo hace un par de años un escritor se refería a los EE.UU en el periódico Arriba cuando éste se indignó por un editorial del New York Times sobre el sempiterno problema de los presos políticos de España. El titular del artículo era: “Ocupaos de vuestros asuntos”. Tras atacar a los EE.UU por su discriminación racial, el escritor afirmaba:]

(Rodrigo Royo)

No somos los españoles los que hemos in­ventado la palabra "gangster", "racket" o "murder syndicate", y nuestra delincuencia juvenil, sin Harvards ni Yales ni "sofomores" o "Beta, gamma, pis", resulta tan pobre y ridícula ante la norteamericana como nuestras comodidades higiénico-sanitarias le parecen al ciudadano del paraíso del frigorífico, el superautomóvil y la televisión en color, que no le sirven para garan­tizarle un paseo tranquilo por Central Park a la caída de la tarde, sin miedo a puñaladas, aten­tados de maníacos o trampas de prostíbulo.


It must, of course, be insisted that one diatribe does not constitute a universally held image. But to what extent it contrib­utes to the formation of an image can only remain suppositional. It should further be pointed out that the newspaper which pub­lished the attack—Arriba—is the official organ of the Falangist Party, some of whose members are known for their anti-Americanism. Chief among these is the editor of Arriba, Rodrigo Royo, who in 1959 published a bitter and cynical book entitled U.S.A.: El Paraíso del Proletariado. Royo spent ten years as a newspaper correspondent in Washington and New York, and his comments thus carry much weight and authority in Spain. To give an illustration of the kind of image his book encourages (and it has been immensely popular), I shall quote part of the section entitled "EL AUTO­MÓVIL, ENEMIGO PUBLICO NÚ­MERO UNO."

[Trad. Por supuesto, se debe insistir en que una sola invectiva no constituye una imagen sostenida por todo el mundo. No obstante, hasta dónde contribuye esto en la formación de una imagen es algo queda sólo como objeto de suposición. Además, debemos señalar que el periódico que publicó el ataque —Arriba— pertenece al órgano oficial del Partido Falangista, muchos de cuyos miembros son conocidos por su antiamericanismo. Entre ellos descuella el editor de Arriba, Rodrigo Royo, quien en 1959 publicó un amargo y cínico libro titulado USA: El Paraíso del Proletariado. Royo estuvo diez años trabajando como corresponsal en Washington y Nueva York y sus opiniones son de gran peso y autoridad en España. A fin de ilustrar el tipo de imagen que alienta su libro —que devino inmensamente popular—, voy a citar un fragmento de la sección titulada “EL AUTO­MÓVIL, ENEMIGO PUBLICO NÚ­MERO UNO.”]

(Rodrigo Royo)
La prosperidad mecánica puede traducirse a veces en algo catastrófico. Recordemos que el automóvil ha producido más bajas en Estados Unidos que todas las guerras en que ha partici­pado este país a lo largo de la Historia… matarse en la guerra es un salvajismo primitivo. En cambio, matarse en automóvil no lo es. Por el contrario, morir en accidente de tráfico es una cosa muy elegante y muy civilizada.



[El automóvil] es tan infalible en su labor exterminadora, que los expertos calculan de ante­mano el número de muertos que va a producir el coche cuando se aproxima cualquiera de los clásicos "week-ends" largos. . . Durante el ano 1955 se produjeron en el país 10.000.000 de accidentes de tráfico. El costo de estos accidentes fue de 4.400 millones de dólares. Nada menos que 1.250.000 personas resultaron heridas con incapacidad para trabajar durante uno o más días después de la fecha del accidente. Por este motivo se perdieron en el país 55.000.000 de días-hombre de trabajo. ¡En el mismo ano murieron en accidente automovilístico algo más de 36.000 personas! Es decir, que el coche ha producido en Estados Unidos tantos muertos en un solo año como tuvo el Ejército norteameri­cano durante toda la guerra de Corea, que duró tres años. Todo esto es muy civilizado. Cuando se pro­duce una revolución en cualquier país del mundo de los que en Norteamérica se catalogan como atrasados, la prensa y la gente de aquí se hacen cruces y exclaman sin recato: "¡Qué bárbaros! ¡Qué primitivos! ¡Qué salvajes! ¡Qué falta de civilización!". Pero cuando en un "week­end" norteamericano se producen 500 muertos, eso no es barbarismo, eso es muy culto y muy civilizado.



Ahora, Royo-Bloggers, leed con atención los siguientes párrafos perpetrados por Simón Royo, el gran progre:



Pocos son los muertos de algunas guerras recientes comparados con los muertos y mutilados por los llamados accidentes automovilísticos. Los accidentes de tráfico son un tributo sacrificial en vidas humanas que pagamos al Dios Mercado y que se reduciría o eliminaría, casi por completo, no ya volviendo al estado rousseauniano de naturaleza, sino simplemente, con tal de que la mayoría de los transportes fuesen públicos en lugar de privados.


[…]En España, 1989 se cobró 5.940 víctimas del consumo de automóviles; durante 1998 murieron 4.271 personas en accidentes de tráfico y en 1999 la cifra fue de 4.280. (En los Estados Unidos durante 1998 las muertes por "accidentes de tráfico" fueron 42.000). Cifras sin contar las bajas por atropello y las fallecidas 30 días después del accidente, y sin contar el número de heridos leves o graves y con secuelas de por vida. Negro panorama que se achaca completamente al azar como si no hubiese una industria y la exigencia de una forma de vida detrás. El precio en vidas que se paga por la prisa y el estrés no parece importarle a nadie en nuestras sociedades tecnificadas.


[…]
Los automóviles son valores de cambio legalizados, enemigos de la sociedad mucho más perjudiciales que las drogas o el terrorismo.

Como podéis comprobar con vuestros ojos, se trata exactamente de los mismos argumentos demagógicos que los empleados por su padre fascista. Simonete, como siempre, está más preocupado por asuntos abstrusos como los accidentes de tráfico —si son evitables o no, sería tema para otro debate— que por la igualdad de la mujer en el mundo, la libertad de expresión en ciertas dictaduras o los atentados terroristas…


Además, fijaos en el título del artículo “No lo saben pero lo hacen”, del inconfundible estilo del Mesías Simonastro (comparadlo con la famosa cita bíblica de Lucas, 23-34 ). ¿Otra vez tu vena nietzscheana ecce homo?

Sabéis perfectamente que Simonastro está entre nosotros para decretar los pecados que los pobres conciudadanos arrostramos desde los tiempos de la facinerosa Eva —hembra, para más señas—. En eso consiste su superioridad moral de profeta, pues nos advierte que:


Es difícil aceptar para un ciudadano honesto, que trabaja, paga sus impuestos y no hace mal a nadie, que pese a todo sea un asesino. No sabemos pero lo hacemos. No queremos darnos cuenta de que nuestro modelo de vida está basado en la explotación y que mata y asesina, no sólo de hambre en Africa, en América y en Asia, sino de presión al consumo en los países llamados ricos, una mortandad que no es sólo en el exterior sino también en el interior y de la que los accidentes de tráfico no son sino una pálida muestra. Ignoramos ser criminales y cuando nos damos cuenta es cuando comenzamos a plantearnos si no habría que cambiar de forma de vida y de modelo económico social.



Gracias, sublime Mesías Simonastro, por recordarnos nuestras faltas y administrar los pecados que nos conducirán irremediablemente a las brasas del infierno.

Por cierto, Simonete, hipócrita, ¿Tú tienes coche, verdad?



    12 enero 2007

    SIMON ROYO: UN VERANO EN MALLORCA

    Apreciados Royo-Bloggers,

    Este mañana he recibido un e-mail de Georg acompañado de un texto (que transcribimos íntegramente a continuación en azul) y una foto de Simonete en una de sus performances anticapitalistas perpetrada en Mallorca.

    Un millón de gracias, Georg. Tu relato es excepcional. Esperamos que todos nuestros lectores disfruten de su contenido.


    ***

    Simón Royo balbuceando torpemente durante su exposiciónSimón Royo durante su resumen del XLIII Congreso de filósofos jóvenes Palma de Mallorca, 26-28 de abril de 2006

    Carta de Georg:

    Hay que empezar deshaciendo una ilusión.

    Nuestros ojos son inteligentes, y apenas observan la figura de Simón Royo con un rótulo al fondo en que se habla de "Obra social", tienden a transmitir una impresión equivocada a nuestro cerebro: y éste se alegra y piensa "¡Por fin se ocupan de Simón Royo quienes tienen que ocuparse de él: las asociaciones de beneficiencia, las organizaciones de ayuda a disminuidos, los organismos de ayuda a inadaptados sociales!

    Pero lo cierto es que no se trata de eso, queridos Royo-bloggers. La foto que hoy os he enviado no fue tomada en el Centro de Ayuda Social a Perturbados Mentales con Altas Deficiencias Cognitivas. No: es la foto que a Simonastro le hizo en Mallorca un amiguete (Royo, a ver si tenemos más cuidado con las amistades que nos hacemos, ¿por qué tantos acaban sintiendo náuseas hacia ti? ¿Aún no te lo has planteado, a tus 40 años de edad? ¿Por qué tus amigos me envían fotos para que las comente en el magnífico blog de Joseph K.?).

    Os preguntaréis: ¿y qué hacía Simonastro en Mallorca? Desde luego, no disfrutar de la vida, en la playita, con las extranjeras, con ese mar que es una gozada, con esos parajes de delicia... No, no, nada de eso: ya sabemos que todos esos placeres son propios de burgueses desalmados, de capitalistas sanguinolientos que se comen niños por la noche antes de acostarse con odaliscas a las que han secuestrado en el Tercer Mundo. Lejos de Simonastro, por supuesto, el disfrutar de los mejores gozos que nos da la vida: él sólo puede, si acaso, lamer superficialmente uno de esos placeres mientras que se atormenta internamente y se autocastiga por lo "malo" que es al vivir en un país del Primer Mundo, octava potencia industrial del orbe; un país tan boyante que hasta puede permitirse el financiar un par de añitos de beca postdoctoral a un inútil como él, para que se toque las narices mientras que regurgita de vez en cuando su resentimiento contra los que le dan de comer. --Y es que esa es una de las mayores paradojas de Simonastro: aunque se dice seguidor de Nietzsche, y hasta le tradujeron una vez un texto al inglés para que lo publicara en cierta revista, lo cierto es que el propio Simón es un magnífico exponente de todo lo que Nietzsche vituperaba: el resentido que no sabe disfrutar de la vida; el fracasado que escupe hacia los demás su rabia por ser un ser tan, tan pequeño; el homúnculo que intenta odiar todo lo que le rodea (conciudadanos, mujeres, homosexuales, la gente que tiene éxito, la gente que sabe más que él...) sólo porque se odia tanto a sí mismo que ya no sabe cómo vomitar su bilis de enrabietamiento--.

    Pero, en fin, volvamos a nuestra pregunta inicial: ¿qué hacía Simonastro en Mallorca? ¿Por qué esas dos personas en la mesa, al fondo, le miran con tal cara de amodorramiento, con una expresión que grita estentórea "¡Dios mío, menudo friki que nos han encasquetado desde Madrid!"? ¿Por qué Simón Royo, el hijo del filonazi, esboza esa pequeña sonrisilla (ay, Simonete, Simonete), la misma que pone siempre que se ve en la ocasión de torturar a un auditorio porque resulta que han cometido el error de darle la palabra, ¡y como disfruta él, diciendo sus chorradas, cuando nadie le puede interrumpir ni largarse porque esté harto de oír sandeces!?

    (Por cierto, la sonrisilla de Simonastro merece un pequeño párrafo. Resulta que, como sabréis todos los que hayáis tenido la mala suerte de asistir a un acto en el que él haya tomado la palabra, Simón sufre de evidentes problemas articulatorios, que hacen bastante difícil seguir su lenguaje oral --vamos, más o menos un equivalente de lo que ocurre cuando intentamos leer su lenguaje escrito y nos topamos con las docenas de errores ortográficos que magistralmente Joseph K. sabe subrayar; si a eso le sumamos la ignorancia sintáctica exhibida por Simón tanto en lo oral como en lo escrito, la verdad es que uno siente que, aparte de la racionalidad y la vida feliz, también la lengua española sale muy perjudicada cada vez que Simonastro nos suelta unos de sus rollastros--. En fin, decíamos que escuchar la voz de Simón es casi peor que fijarse en lo que dice. Y bien, lo peor de todo es... ¡cuando Simón añade a todo ello su sonrisilla! No sólo porque sea una sonrisilla triste, como estreñida, como propia de un ser al que la vida satisface tan poco que no puede sino procurar amargársela a quienes le rodean --así como a los gays, las mujeres, los felices, etc.--. No sólo por eso; sino también porque la sonrisilla de Simón hace sus discursos más tartamudeantes, más disarmónicos, menos articulados --esas vocales, Simonastro, esas vocales--. En fin, un horror).

    No podemos finalizar el comentario de esta foto sin añadir algo sobre la diapositiva que se ve en la pantalla del fondo a la derecha. Es una imagen que muestra la distribución de las tropas estadounidenses por diversos países del mundo. El texto de esa imagen está en inglés, así que Simonastro habrá tenido que consultar varios diccionarios antes de saber de qué iba la cosa (ya sabéis, Simonastro es de esos incultos que se creen que hablan inglés, pero luego dicen cosas como *"I have went" y se creen que *"gone for good" significa "ido para bien").

    De nuevo nos topamos, como siempre, con la obsesión de Simonastro en contra del pueblo norteamericano. Es una obsesión en que Simonastro muestra una extraña ambivalencia: por una parte, su antiamericanismo de pacotilla es un claro reflejo del antiamericanismo igualmente burdo, pero algo más formado, del padre de Simón, el filonazi Rodrigo Royo. (He calificado de "más formada" la xenofobia de Rodrigo Royo contra los americanos porque al menos él sí que visitó y conoció algo de los Estados Unidos -incluso se atrevió a publicar un libro sobre ello: ¡y es que a los falangistas de pro el régimen de Franco les acababa publicando todo!; Simón, en cambio, es xenófobo sólo de oídas, o porque se cree que una imagen como la que muestra en la pantalla de la foto ya basta para condenar al pueblo de Edgar Allan Poe, Abraham Lincoln y Walt Whitman).

    Sin embargo, he hablado de ambivalencia porque aunque para Simón el odiar a los estadounidenses sea una forma de seguir la tradición inaugurada por su padre, es patente también que la forma en que se refiere a los Estados Unidos, a Bush o a Rumsfeld, los calificativos que emplea (algún día tal vez me anime a hacer un análisis de texto de uno de sus articuluchos; ¡claro que no podré igualar la maestría de Joseph K. al hacerlo!), revelan a las claras (y es que se te ve todo muy clarito, Simón, hijo, ¡eres tan prototípico!) que Simón en el fondo proyecta en los Estados Unidos todo su resentimiento contra su padre. Y es que alguien como Simón tiene que odiar mucho, entre los millones de cosas que odia, el hecho de haber nacido hijo de un facha 100 % facha. Esa rabia interior es evidente que Simonastro la proyecta rudamente contra cualquiera que tenga una posición de mayor poder o sabiduría que él (vamos, contra cualquier figura paterna con la que se tope por la vida), y sin duda los Estados Unidos son un país que se presta magníficamente para tal proyección freudiana. Ay, Simón, ¡si en el fondo George W. Bush te ha hecho un gran favor al poder existir como Don Tancredo hacia el que volcar tus escupitajos psicológicos!

    Pero, en fin, todo esto es lo que yo veo en la foto "robada"; ¿qué me decís vosotros?


    ***

    Nota de Joseph K.: Georg menciona algunos errores de Simón en inglés. Obviamente es incorrecto decir *I have went, por lo que debe emplearse las formas “I have gone” o “I went”, dependiendo del contexto de la frase; y “for good” significa “para siempre” y no *“para bien”, como bien indica Georg.

    10 enero 2007

    NIETZSCHE CONTRA ROYO


    ¿Hombre, Simón Royo, cómo vamos? Sabemos a ciencia cierta que nos visitas casi a diario. Lo sabemos… SÍ… No puedes evitarlo, ¿eh?

    Bueno, Simonete, hemos estamos revisando nuestras lecturas de Nietzsche de los primeros años de carrera para escoger una cita que vaya contigo. Fíjate cuánto te queremos que te vemos reflejado en cada línea. Eso debe ser un síntoma de la gran “pasión” que has despertado en nosotros.

    Escucha, escucha "al tete Fritz", que desea decirte una par de cosillas…


    ***

    Ejem, ejem… Hola, Simonastro, soy tu tete Fritz.

    El tete Fritz en realidad sí está cabreado contigo. ¡Cuidado que voy armado!Mira, no estoy enfadado contigo. Lo que pasa es que últimamente has invocado mi legado filosófico en vano y, la verdad, comienza a cansarme esta situación. No eres el único que no me entiende. Creo que a todo el que me lee le ocurre eso, pero tu prurito por imitarme me parece enfermizo, sobretodo por la desmaña que exhibes. No es por presumir, mozalbete, pero fui un gran filólogo, un gran pensador y un genio de la lengua alemana. Se han inspirado en mí figuras tan destacas como Thomas Mann o James Joyce y tu abrupta llegada a mi círculo ideológico perturba mi paz eterna.

    He azuzado en pesadillas a otros tantos postmodernillos como tú que cada día mancillan mi nombre citándome como borregos. Así que seré breve: no soy ni comunista, ni socialista ni anarquista. ¡Dejadme en paz!

    Ahora, léeme:

    (El ocaso de los ídolos, 34, El cristiano y el anarquista)

    Cuando el anarquista, como portavoz de las capas sociales decadentes, reclama con hermosa indignación «derechos», «justicia» e «igualdad de derechos», habla sólo bajo el peso de su propia incultura que le impide saber por qué sufre realmente, de qué es pobre: es decir, de vida. Su instinto dominante es el de causalidad: alguien tiene que tener la culpa de que él esté tan mal... Por otra parte, su «hermosa indignación» le hace bien por sí sola; cualquier pobre diablo siente placer injuriando, porque esto le produce una pequeña borrachera de poder. La simple queja, el mero hecho de quejarse, puede darle un encanto a la vida y hacerla soportable. En toda queja hay una pequeña dosis de venganza: a quienes son de otro modo se les reprocha, como una injusticia, como un privilegio ilegítimo, el malestar e incluso la mala condición de quien se lamenta. «Si yo pertenezco a la canalla y soy un canalla, tú deberías pertenecer a ella y serlo también»: con esta lógica se hace la revolución.

    El quejarse no sirve absolutamente para nada: es algo que procede de la debilidad. No hay una gran diferencia entre atribuir nuestro malestar a otros como hace el socialista, o atribuírnoslo a nosotros mismos, como hace el cristiano. Lo que en ambos hay de común —y habría que añadir de indigno— es que alguien debe ser culpable de que se sufra; con pocas palabras, el que sufre se receta, como medio de combatir su dolor, la miel de la venganza. Los objetos de esa necesidad de venganza, que es una necesidad de placer, son causas ocasionales: el que sufre encuentra por todas partes causas para saciar su pequeña venganza. Si es cristiano, digámoslo otra vez, las encuentra dentro de él... Tanto el cristiano como el anarquista son decadentes.

    Pero incluso cuando el cristiano condena, calumnia y ensucia el «mundo», lo hace movido por el mismo instinto que impulsa al obrero socialista a condenar, calumniar y ensuciar la sociedad. El propio «juicio final» es, igualmente, el dulce consuelo de la venganza, la revolución que también espera el obrero socialista, sólo que concebida como algo más lejano. El propio «más allá»... ¿para qué serviría ese más allá si no fuera para ensuciar el más acá?...



    Christ und Anarchist. – Wenn der Anarchist, als Mundstück niedergehender Schichten der Gesellschaft, mit einer schönen Entrüstung »Recht«, »Gerechtigkeit«, »gleiche Rechte« verlangt, so steht er damit nur unter dem Drucke seiner Unkultur, welche nicht zu begreifen weiß, warum er eigentlich leidet – woran er arm ist, an Leben... Ein Ursachen-Trieb ist in ihm mächtig: jemand muß schuld daran sein, daß er sich schlecht befindet... Auch tut ihm die »schöne Entrüstung «selber schon wohl, es ist ein Vergnügen für alle armen Teufel, zu schimpfen – es gibt einen kleinen Rausch von Macht. Schon die Klage, das Sich-Beklagen kann dem Leben einen Reiz geben, um dessentwillen man es aushält: eine feinere Dosis Rache ist in jeder Klage, man wirft sein Schlechtbefinden, unter Umständen selbst seine Schlechtigkeit denen, die anders sind, wie ein Unrecht, wie ein unerlaubtes Vorrecht vor. »Bin ich eine Kanaille, so solltest du es auch sein«: auf diese Logik hin macht man Revolution. – Das Sich-Beklagen taugt in keinem Falle etwas: es stammt aus der Schwäche. Ob man sein Schlecht-Befinden andern oder sich selber zumißt – ersteres tut der Sozialist, letzteres zum Beispiel der Christ –, macht keinen eigenlichen Unterschied.

    Das Gemeinsame, sagen wir auch das Unwürdige daran ist, daß jemand schuld daran sein soll, daß man leidet – kurz, daß der Leidende sich gegen sein Leiden den Honig der Rache verordnet. Die Objekte dieses Rach-Bedürfnisses als eines Lust-Bedürfnisses sind Gelegenheits-Ursachen: der Leidende findet überall Ursachen, seine kleine Rache zu kühlen, – ist er Christ, nochmals gesagt, so findet er sie in sich... Der Christ und der Anarchist – Beide sind décadents. – Aber auch wenn der Christ die »Welt« verurteilt, verleumdet, beschmutzt, so tut er es aus dem gleichen Instinkte, aus dem der sozialistische Arbeiter die Gesellschaft verurteilt, verleumdet, beschmutzt: das »Jüngste Gericht« selbst ist noch der süße Trost der Rache – die Revolution, wie sie auch der sozialistische Arbeiter erwartet, nur etwas ferner gedacht... Das »Jenseits« selbst – wozu ein Jenseits, wenn es nicht ein Mittel wäre, das Diesseits zu beschmutzen?...

    [Friedrich Nietzsche: Werke und Briefe: Streifzüge eines Unzeitgemäßen. Friedrich Nietzsche: Werke, S. 7571] (vgl. Nietzsche-W Bd. 2, S. 1009) (c) C. Hanser Verlag]



    Ejercicio postmoderno de onanismo filosófico

    06 enero 2007

    SIMON ROYO Y SU COMPLEJO DE NIETZSCHE

    Simón Royo, un aspirante a filosófo obsesionado con Nietzsche
    Tras casi dos meses sin que Simón Royo mostrara constantes vitales, esperábamos algún artículo más de su áurea serie “Trabajos Inmateriales” con los que últimamente el Mesías Simonastro nos deleitaba pretendiendo imitar al marxista Toni Negri. Pero no. Su último ensayo acaba de aparecer en el número 49 de la revista A Parte Rei, con el “transcendente” título Friedrich Nietzsche y el Cristianismo: De la crítica de la Religión a la muerte de Dios (formato PDF), que es el que vamos a deconstruir hoy.


    ***

    Apreciados Royo-bloggers,

    Las veintitrés páginas que conforman este estudio personifican la máxima expresión del aburrimiento jamás experimentada en propias carnes por el mortal que os escribe. Ya debe ser triste que seamos sus detractores los únicos seres vivos capaces de tragarnos este estólido tostón que casi nos trasporta al nirvana, o para ser más exactos, a languidecer en decúbito prono.

    Parece que las befas sobre tus ínfulas nietzscheanas que hemos desplegado jocosamente en nuestro blog todavía no han hecho mella. Ya te vale, porque hoy no te vamos a perdonar ni una…

    El presente ensayo —según explica Simón Royo— es un refrito del cuarto capítulo de su tesis-revelación-san-juanesca Pasajes al posthumanismo (UNED, 2005). Se supone que A Parte Rei es una revista de cierto empaque y, por eso, sería lógico que cuidaran un poco más el contenido formal de sus publicaciones (desarrollo de las ideas, rigor en las citas, ortografía, estilo, sintaxis, etc.). En fin, que se le debe exigir la misma calidad que a cualquier otra publicación en serie, aunque A Parte Rei aparezca on-line. De suerte que nos imaginamos que, en realidad, nadie, absolutamente nadie supervisa lo que ahí se va publicando… No os preocupéis. ¡Ya nos encargamos nosotros!

    No es por nada, pero Simón Royo vuelve a revelarnos la fórmula de la sopa de ajo. Será por candor o ignorancia, pero teníamos el convencimiento de que en las tesis, el doctorando propone un supuesto genuino e innovador que debe desgranar y demostrar a lo largo de su trabajo. Si este artículo remozado refleja fielmente la tesis dirigida por el clueco de Quintín Racionero, únicamente nos queda el lamento por el ínfimo nivel expuesto y por la chocarrera politiquería que rezuma.

    Para aquellos que quieran ahorrarse un par de horas de su preciosa existencia, os resumimos a continuación el “contenido” de su artículo. Que no os “repita el ajo”. ¡Estáis avisados!

    ***

    Simón Royo, como nos tiene acostumbrados, rellena el pavo con citas insubstanciales, fragmentadas y descontextualizadas. Entender lo que escribe exige de un esfuerzo del que os queremos exonerar, pues el empacho de referencias forzadas, la ausencia casi total de comas, las oraciones subordinadas a las que le faltan las oraciones principales y los “palabros” que se inventa agotan al lector más curtido. ¡Qué diferencia con la ingeniosa prosa de Nietzsche!Nietzsche, testigo mudo de la mediocridad que le invoca

    En resumen, lo que Simón Royo presenta aquí es la doctrina del vitalismo nietzscheano, que fusiona y supera el espíritu trágico griego y el epicureismo. Apoyándose en Nietzsche, Royo acusa al cristianismo y a todas las creencias y sus consiguientes ficciones del consuelo —sean escatológicas, científicas o artísticas como en Wagner y Schopenhauer— de distraer al común de los mortales de la conciencia de su finita existencia. La afirmación de la vida, la certidumbre de la muerte y un espíritu libre serían los máximos y más preciados valores. ¡O sea, Nietzsche en 60 segundos!

    De paso, Simón Royo, para explicarnos en veintitrés páginas lo que en cualquier manual de secundaria se expone palmariamente en un solo párrafo, le da por roerle la médula al pobre Miguel de Unamuno (por antirrevolucionario y nihilista, claro) y a todo sentimiento de transcendencia espiritual (sea cristiana, hinduista, budista o mística), que él reduce a mero instrumento capitalista y vacuna contra la cobardía pueril por el miedo a la muerte. ¡El simplismo llevado al límite exponencial, como siempre!

    Y cómo no, siguiendo a Nietzsche, lo que Simón Royo busca son puntos de apoyo que le permitan insertar las “cuñas publicitarias” de su propia ideología. Por ejemplo, la ininteligible chorrada que escribe en este párrafo:

    (pág. 2)
    La totalidad del valor de la vida es un valor relativizable respecto a las metas o realizaciones de esa vida, respecto al sentido a priori, su constructividad en el ámbito de la emergencia de la política, constituye el trasfondo de los valores de la izquierda, por lo que es una apuesta vital la aceptación de la existencia a pesar de no ser racionalmente justificable.

    Sin embargo, Simonastro todavía tiene más mensajes de macho alfa para la Humanidad, especialmente para los tontorrones que se levantan por las mañanas para ir a trabajar (entendemos que él se entrega a la galbana matutina gracias a su excedencia de funcionario). Si leéis con atención, sus fantasías megalómanas de profeta y filosofastro quedan reflejadas con total claridad:

    (pág. 11)
    La creencia es una necesidad que implica una debilidad, la necesidad de agarrarse a algo, no importa lo falso y mentiroso que pueda ser, no importa lo negativo y perjudicial que pueda resultar, con tal de continuar en la vida, en una vida cuyo valor se oculta y se esconde. La mayoría de los hombres de hoy día se niegan a preguntarse acerca de las razones que tienen para levantarse cada mañana y acudir a su rutinario trabajo. Se apoyan en la costumbre y se justifican por creencias compartidas, que les otorgan un significado ficticio de la vida. Si alguna vez se atreven a interrogarse a sí mismos verán todo zozobrar y temen vivir en la zozobra, es decir, en la vida real, material, no ficticia, con todo su placer y sufrimiento. Pocas personas, por tanto, se preguntan acerca del sentido de su compulsiva actividad vital y, cuando lo hacen, sienten dolor y zozobra; entonces, sacudiendo la cabeza, se desembarazan de la funesta manía de pensar y rechazan el asalto a la cuestión existencial. […] Tan sólo el filósofo y el artista llegan a tener conciencia de que no hay ningún sentido predeterminado de la existencia: la vida no es ya sólo amoral, sino que además carece de finalidad alguna que pueda estar prevista de antemano, exceptuando la muerte. El filósofo lo tienen en cierto modo más fácil, se levanta todas las mañanas para precisamente preguntarse por el *por qué (sic, ver faltas) de levantarse por las mañanas, para aprender a morir, es decir, a vivir realmente y sin tapujos.

    Claro, Simón, qué afortunados somos de que seas “filósofo y artista”. Hay que prevalecer por encima del decrépito humanismo y luchar por la suprahumanidad que TÚ y SÓLO TÚ encarnas.

    Más adelante, y siendo fiel a la testarudez de cierta izquierda de ver a Nietzsche como a un anarquista, Simonete incluye esta perorata que tantas veces hemos visto ya en todos y cada uno de sus deletéreos artículos. ¿A que os suena a déjà vu?:


    (pág. 21)
    A la globalización actual se oponen no *solo (sic, sin acento) los tribalismos étnicos, formas de vida que vuelven a resucitarse tras un largo período de letargo, sino las opciones individuales de contracultura, modelos palpables de rechazo de la formulación general. Así, el capitalismo, al afán de consumo ilimitado del burgués occidental, se oponen ciertas prácticas de austeridad que no impliquen renuncia ni negación nihilista; a la respuesta al consumo masivo incitado por los medios de comunicación, los minoritarios (nota: te refieres a lo que estamos pensando?), necesitados de cultivo previo; a las relaciones de pareja legitimada judicial o vicarialmente, la unión libre (nota: al menos tu hijo está inscrito en el registro, no???); al trabajo y el consumo como núcleos de actividad, las actividades de ocio no consumista sino constructivo-formativo y la limitación del trabajo a mera forma de subsistencia (nota: tú ni trabajas, no???)



    ¡Puff, tío, pero qué “royo”! ¡Vaya un plasta! ¡Cuánta afectación!



    Dios geómetra en la Bible Moralisé (1250)


    Pero es que hay más, Royo-bloggers… Volvemos a tener al Mesías Simonastro “modelo deicida”:

    (pág. 23)
    El mayor impedimento para semejante tarea estriba en la pervivencia de la escatología jedeo-cristiana bajo la máscara del capitalismo triunfante (monoteísmo del mercado), en la sustitución de la paideia por el Beruf, de la veracidad por la mentira, del ocio libre por el trabajo de esclavo, de la plenitud vital por la sumisión al dinero erigido en máximo poder. Dios sobrevivió a su muerte a manos de Nietzsche, por lo que habrá que abordar la fea empresa de rematar a Dios para que pueda haber un retorno de los dioses.


    Si no recordamos mal, el último que reinstauró el neopaganismo fue der kleine Adolf


    ***

    Sinceramente, Simón, lamentamos decírtelo, pero es que no hay ni una sola idea nueva. Simplemente te aprovechas de los aforismos de Nietzsche para trocarlas en propaganda anarco-comunista de lo más simplista. Escuetismo que también prodigas cuando hablas de religión y de la transcendencia humana como elementales reflejos de los miedos humanos. Nos tememos que hay mucho más que eso, por no mencionar tu risible vinculación del sentimiento transcendente con el capitalismo. ¿Acaso no hay diferentes lecturas del cristianismo o de cualquier otra fe? Hay muchos grados de entender la religión o la transcendencia incluso desde una perspectiva laica, agnóstica o atea. Por supuesto que cuando la religión está al servicio del poder, forma parte de él y debe ser objeto de crítica. ¿Entonces, por qué no hablas de las teocracias dictatoriales que matan a miles de personas HOY y delante de nuestras narices?

    Y tras ese ensalzamiento tuyo del hombre de acción trágico à la Nietzsche, sospechamos que se esconde algo bastante oscuro: una puerta abierta a la eclosión de instintos primarios, a la testosterona barata, a las fantasías de agresor… Pretendes hacernos creer que eres un vitalista y que tu vida y tu forma de vivirla te pone por encima de todos los demás. ¿Sabes qué? Lo único que haces al escribir estos embrollos es recrearte en la ficción de ti mismo. Te fantaseas en cada línea. ¿Crees que no nos damos cuenta?

    ***

    Paramos aquí para no cansaros más. Ahora adentrémonos en el apartado de faltas y simonismos gramaticales. ¡Hoy hay a raudales!

    Faltas de ortografía y sintaxis. De vuelta al cole:

    • (pág. 2) Construcción sintáctica absurda:

    *Si bien es el amor a la vida lo que genera el arte y es la imaginación la que ensancha y embellece el mundo con figuras como el unicornio, siendo también la imaginación la que empequeñece la existencia despreciándola mediante la construcción de figuras como la de un celoso y vengativo Dios único, omnipotente y absoluto.

    • (pág 2) *"Y aquél espíritu" ("aquel" debe ir sin acento)

    • (pág 3) Alucinante, alucinante, alucinante... El devoto de Nietzsche escribe el adjetivo "nietzscheano/a" MAL OCHO VECES:

    -- (pág. 3) *"epicureismo nietzschiano" y además sin acento cuando debería ser "epicureísmo nietzscheano"

    -- (pág. 7, nota) *"nietzschiano" otra vez!

    -- (pág. 9) *"moral nietzschiana"

    -- (pág. 10) *"variantes nietzschianas"

    -- (pág. 13 y nota) *"incredulidad nietzschiana"

    -- (pág. 14) * "nietzschiano" otra vez!

    -- (pág. 16) *"muerte de Dios nietzschiana"

    • (pág 4 y ss.) El título de Unamuno no es San Manuel Bueno Mártir, sino San Manuel Bueno, mártir (hace daño a la retina!)

    • (pág. 4) Escribes dos veces “ópera” sin acento!

    • (nota pág. 4) La famosa editorial alemana es Walter de Gruyter y no “Gruyer

    • (pág. 11) Se te escapa Die “fröliche” Wissenschaft en vez de “fröhliche”; el “por qué” es incorrecto, debe ir junto “el porqué”.

    • (nota pág. 13) Aquí demuestras que no tienes pajolera idea de alemán:

    -- Escribes “Wüsten” en plural, cuando en realidad pretendes decir “Wüste” en singular.

    -- Escribes mal “Wildniss” cuando es “die Wildnis

    -- También escribes mal el título de Nietzsche. No es Dyonisos” sino “Dionysos Dithyramben


    • (nota pág. 19) No es “ich libe” sino “ich liebe”; y pones “pródigo” sin acento.

    • (pág. 21) “no solo” cuando debe ser “no sólo