Hoy analizamos:
Más allá y más acá del Feminismo: la guerra entre los sexos en la era del Capitalismo
La idea original de este blog era la de ir comentando los artículos de Simón Royo a medida que éstos fueron apareciendo en la red, pisándole los talones. No obstante, la sugerencia de “Héctor” nos ha parecido muy buena, de suerte que iremos examinando artículos algo más antiguos mientras estamos a la espera de los más recientes.
Lo cierto es que hay mucho por donde escoger pero “Héctor” nos propuso que acometiéramos éste (Más allá y más acá del Feminismo: la guerra entre los sexos en la era del Capitalismo) aprovechando así la circunstancia de que Simón ha estado estos días dando conferencias sobre feminismo e Islam.
La poetisa Safo (Alma Tadema)
Y decimos esto porque Simón Royo —el gran progre postmoderno supermolón— se pasa la mitad de este artículo desvariando contra las maliciosas lesbianas, las feministas falocéntricas y conciliábulos de brujas varios. Si no entendéis nada no os preocupéis que empezamos desde el principio.
Este artículo es una de las mejores razones por las que perdemos nuestro tiempo escribiendo aquí: es un desdoro para los hombres, un agravio para las mujeres y un sonrojo para la UNED… ¡Allá vamos!
♀♂♀♂♀♂♀♂ ♀♀♂♂♀♀♂♂♀♀♂♂♀♀♂♂ ♀♂♀♂♀♂♀♂
Ay, Simonete. No hace mucho tiempo atrás ponías en tu currículum de rebelion.org que “escribías guiones para líneas eróticas”. Es una lástima que lo hayas borrado porque nos privas de un motivo más de hilarante ludibrio. Quizás te lo inventaste para jugar a la transgresión de salón de épater le bourgeois, triste consuelo de alguacil nocturno.
Ya hemos dicho que nuestro Saint Simon está “más allá y más acá del Feminismo”, tanto, que nunca está “cerca” de él. Por fuerza, hoy nos vemos obligados a ser algo prolijos con las citas ya que, de lo contrario, sería muy difícil seguir la secuencia de sus desvaríos licantrópicos.
Este artículo contiene cuatro apartados, cuyos estallantes títulos son:
1. Trabajo, feminismo e imaginarios de género: Don Juan y la Mujer Fatal..
2. Por qué un cambio en los imaginarios no bastaría para provocar un cambio en las relaciones sociales de producción.
3. El chiste del horror marital
4. En la esfera del buen Eros: cuando el amor triunfa sobre el instinto de muerte.
(pág. 1) En las relaciones dominación puede incidir la condición sexual de manera secundaria pero no hay nada más igualitario, en el mal sentido de esa palabra, que la explotación en general, esencialmente económica; errando el feminismo al centrar en la diferencia sexual el origen del sometimiento del otro.
Para que lo entendamos. Los hombres no tienen nada que ver con el machismo ya que la opresión de las mujeres se debe exclusivamente al sistema capitalista y a las degeneradas mujeres burguesas. De esta guisa explica Simón las causas de los crímenes de la violencia de género que miles de psiquiatras, sociólogos y psicólogos no han podido resolver en décadas. Leamos:
(pág.2) Hoy en día algunas burguesas adalides del feminismo emancipatorio no comprenden que mientras ellas tienen una criada inmigrante que hace en su casa las labores domésticas, sus homólogas de las clases trabajadoras no se pueden permitir chillar al marido que llega de trabajar en un andamio durante 12 horas por un jornal basura, diciéndole que las tiene sometidas, humilladas, dominadas y maltratadas al encomendarles todas las labores domésticas. El currante que llega después de una jornada extenuante y un par de litros de alcohol tras ella para olvidar la explotación a la que está sometido, si llega a casa y le chilla histéricamente su mujer porque ha visto en la televisión que los hombres son la dominación falocrática; lo más probable es que la tire por la ventana. Cruda explicación de las causas de la violencia doméstica.
De este portentoso párrafo se deduce que:
- La mujer proletaria es una estúpida que se pasa el día mirando la tele
- Tanto la mujer proletaria como la burguesa son unas irritantes hembras vocingleras
- La mujer se mueve por mimetismo: hace y dice lo que ve en la tele
- El hombre proletario es alcohólico
- El hombre proletario es un energúmeno descerebrado que no es capaz de mantener una charla con su mujer ni dirimir pacíficamente sus diferencias con ella, teniendo como única respuesta sistemática el brutal asesinato de su compañera
- El hombre proletario carece de juicio y voluntad propia.
Entonces, la receta para combatir la violencia doméstica —en un país como España en el que mueren más de setenta mujeres al año por esta lacra— consistiría en:
- Favorecer el paro entre los obreros para evitar que ganen un sueldo y se compren una tele.
La gran Virginia Woolf se planteaba en este libro las capacidades y dificultades de las mujeres dentro del ámbito de la literatura... Seguramente otra burguesa insoportable para Simón Royo
A continuación, Simón nos explica que los imaginarios de cada sexo son un constructo de la economía de mercado. Consiguientemente, el capitalismo es el único culpable de la mala interpretación de los imaginarios sexuales. Los homosexuales y transexuales ni sus problemas tampoco existen ya que:
(págs. 2-3) Al partir de la biología la diferencia morfológica entre hombre y mujer, la distinta conformación de sus cuerpos, es algo innegable. Pero lo mayormente determinante de su autocomprensión como tales no residiría en la base diferencial corporal sino en la propia percepción psicológica y cultural, en lo que denominamos el imaginario. Así, los casos de lesbianismo y homosexualidad o los más radicales de transexualismo se producen a causa de la percepción psicológica que se tiene del propio cuerpo y el imaginario hibridado que pudo tomar parte en la configuración socio-cultural de la identidad sexual. Un hombre puede sentirse mujer hasta el punto de someter su cuerpo a las operaciones quirúrgicas necesarias para acceder a su ideal del yo y viceversa, una mujer puede con una cirugía constructiva menos eficiente que la anterior, procurarse un miembro viril e ingresar en el club fálico.
Así pues, aspirar a la igualdad de derechos de mujeres y homosexuales en nuestra sociedad desencadena la violencia contra ellos dado que desequilibran el orden natural de las cosas: el poder sólo debe ejercerlo el varón blanco eurocéntrico. En caso contrario, acontecen todas estas calamidades:
(pág. 4) Jolgorio de esa clase de lesbianas hombrunas y féminas resentidas con afanes de castración universal, pelo corto, rabia contenida, misandria galopante (7) o androfobia desatada. Por fin ellas ya son hombres, como Margaret Thathcher u Oriana Fallaci, bienvenidas al desierto de lo real. Ginecentrismo*** como respuesta al falocentrismo. Jolgorio de los homosexuales con dinero que quieren tener derecho al matrimonio, a tener acciones en Bolsa, a ser amos y no esclavos en lugar de a abolir la esclavitud. Hoy en día parece que quien se siente hombre y heterosexual tiene que disculparse por tener semejante identidad sexual, asociada a la violencia, la zafiedad y la dominación. El movimiento feminista emancipatorio radical ha conseguido semejante prodigio, exacerbando aquella violencia que tanto condena, cuando no pidiendo la entrada en ese supuesto mundo del poder en el que pasar de explotadas a explotadores y alcanzar así la tan deseada igualdad. ¡Queremos ser capitalistas! ¡Queremos tener derecho a explotar, a dominar, a sojuzgar, a ejercer la violencia! ¡Queremos ser iguales!... ¡Pues bienvenidas y que os aproveche! Se incrementa así el mundo de los cerdos/as, bienvenidas al desierto de lo real.
A Simón Royo le molesta que la gente de color, las mujeres y los homosexuales alcancen puestos de prestigio en la sociedad y una mínima visibilidad en la prensa, la política o medios audiovisuales. Romper las barreras de la marginación, de la incultura, la pobreza y el sufrimiento le resultan intolerables porque:
(pág. 13)
Un hombre de color millonario, como Eddy Murphy, no es un hombre de color sino que por arte de magia se vuelve un ciudadano respetable y es tenido por blanco o se blanquea, como Michael Jackson, que ya parece una señora blanca de mediana edad. En Latinoamérica entre las clases ricas la palabra “indio” es un insulto, gentes fisiológicamente idénticas a los pobres les llaman “indios asquerosos” a aquellos que, simplemente, no tienen dinero. Tampoco una mujer rica es dominada por los varones sino que los machistas la consideran como “uno de los nuestros”, como un varón. El colectivo homosexual sufre una escisión bien palmaria en subclases dividiéndose éste entre los que tienen dinero y viven sin problemas en zonas propias y los chaperos inmigrantes que se prostituyen por la ciudad; los primeros regentan negocios de éxito, entran en el cine, la política y la televisión, y alcanzan buena fama y gran renombre. Se dice que es porque la sociedad se ha sensibilizado hacia ese colectivo, pero es mentira, eso sucede porque son ricos, porque han ingresado en el cada vez más selecto club de los capitalistas. Por eso cuando se demanda la igualdad en el capitalismo lo que se está demandando es que a una minoría dentro de la minoría se la permita ingresar en el club de los ricos, varones ario-anglosajones, casarse jurídicamente, adoptar niños robados a sus padres biológicos pobres, detentar propiedad y sacar plusvalía de la sangre y sudor de los trabajadores. El que dentro de la dialéctica entre dominadores y dominados, dentro del segundo grupo, se pueda constatar empíricamente que la mayoría de los dominados son pobres, mujeres y gentes de color más o menos oscuro, implica que la ideología racista y misógina de las elites económicas se filtra hasta las capas desfavorecidas y se reproduce allí; entre los más débiles que, sojuzgados y sin fuerzas para luchar contra el que les domina, entran en el ciclo de la violencia subdominándose los unos a los otros.
Claro, Simón, claro que sí. Que haya eminentes doctoras internistas en los hospitales o que un gay conduzca un magazín televisivo incide directamente en la pobreza de todo el mundo. ¿No será, Simón, que tu razón de ser en este mundo vaya ligada a la perpetuación sempiterna de la miseria? ¿No es cierto que sólo te sientes cómodo cuando una mujer es tonta o el proletariado no participa provechosamente del sistema educativo público, “escuela de esclavos” según tus palabras? Si no fuera por los pobrecitos humillados y ofendidos del planeta no podrías desplegar tu sagrado apostolado de “progre guay”. Sin ellos, sin los desvalidos del mundo, no podrías deleitarte en tu paternalismo de hijo de burgués que renuncia a todo para salvar el mundo, para redimirnos… ¿Redención con suflés postmodernos plagados de faltas de ortografía y en los que empleas el sufrimiento de los desamparados como mera coartada? Así, Simón, se cambia el mundo. Di que sí…
No satisfecho con este revoltijo de dislates, Simón Royo insiste en la consustancial malquerencia de las mujeres occidentales, esas detestables gritonas nagging women que han colaborado en la mejora de la democracia y los derechos civiles. Leed con atención este párrafo de oro porque Simón nos advierte que estamos deslegitimados para preocuparnos por el destino de millones de mujeres sometidas por regímenes teocráticos. Coged aire:
(pág. 15)
[…] añadir que los casos de violencia psíquica, son de una proporción mucho mayor y más ejercida por las mujeres que por los hombres. En cualquier patio de vecinos de una de nuestras ciudades se puede escuchar el maltrato continuo y mutuo, no ya de agresión física sino de agresión verbal, en el que viven muchas parejas y que soportan muchos hijos. La sociedad capitalista en que vivimos presiona a los individuos, tanto mujeres como hombres, cargándolos de frustraciones que pagan con la pareja, cosa que hace para luego decirles que ellos son totalmente responsables de sus conductas y exigirles unas formas de proceder que de hecho se reprimen parcialmente en el trabajo y frente al jefe pero que ya no pueden ser reprimidas en el ámbito de la privacidad. A pesar de todo ello todavía los occidentales se sienten legitimados para criticar el trato que se otorga a las mujeres en otras regiones del planeta y dentro de otras culturas, eminentemente las de confesionalidad islámica; dada la cruzada actual del Imperio contra ese nuevo Satán, a través de la cual se ve muy claramente la paja en el ojo ajeno pero no se aprecia la viga en el propio.
+++
Naturalmente, royo-bloggers, no podemos acabar nuestro post de hoy sin recoger algunas de las faltas ortográficas de nuestro adorado deconstructor de gramáticas. Por favor, que algún experto en “sintaxis élfica tolkianesca” nos traduzca estas enigmáticas frases:
- (pág. 1) ***¿Acaso es el trabajo pudiera ser una función sexual?
- (pág. 12) *** La pretensión ilustrada de declarar a todo el mundo “ciudadano” abstrayendo todas las diferencias sólo ha conseguido menguados avances, cuando no que los ciudadanos ilustren resultasen casualmente ser mayoritariamente hombres, blancos, anglosajones y no mujeres, negras y africanas.
Por supuesto, hay más:
- (págs. 4, 15) No se dice ***ginecentrismo sino ginocentrismo
- (págs. 7, 19) à “y contra más queremos…”, “de que contra más se habla…”. ¡Por Dios! *** contra más es totalmente incorrecto, se debe decir cuanto más o cuanto menos
NOTA: Que estas navidades alguien haga una colecta y le regale a Simonete el DICCIONARIO PANHISPÁNICO DE DUDAS de la Real Academia. ¡Pobre lengua española!