07 junio 2006

Simón Royo: Con la cara pagas...

El merluzo de Simón Royo
¡Con esa cara ya pagas!


Aunque la foto parezca ridícula, nuestro amigo Simón Royo sale bastante favorecido. ¿Pero por qué empezar este blog hablando de su apariencia física? Muy fácil: porque hay una relación unívoca entre su aspecto externo y su verdadera naturaleza. Es como una advertencia que desambigua claramente su falso mensaje político.

Es un tipo bastante alto, pero terriblemente enjuto. Sus pómulos hundidos, sus dientes pequeños y opacos, el olor a tabaco, ese ojo que bizquea extrañamente, sus camisetas anegadas en cercos agrios... Ni siquiera es necesario desenmascararle, sólo con verle la cara ya sabe uno quién y cómo es... Todo ello invita a alejarse de él!
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Simón Royo va de pacificista, de postmoderno, de adalid de causas perdidas, de escudero impenitente de todo bicho viviente que bordee la marginación y la pobreza. Mas no le creáis: es un mentiroso.

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La ilusoria superioridad que te proporciona creerte “filósofo”, Simón Royo, hace que te coloques en lo más alto de tu escala jerárquica: todos los demás somos unos miserables alienados que necesitamos de tus sabias admoniciones. Desde tu atalaya de filosofastro juzgas categóricamente a los demás con mayor acrimonia de lo que lo haría cualquier fanático religioso. Te sientes puro y libre de mácula. Pero tu supuesta superioridad moral se nutre únicamente de la hipocresía en la que fundamentas tu existencia, hijito de tu papá... ¡Qué fácil es criticar al mundo capitalista globalizado cuando uno proviene de una familia bien! ¡Qué placer tan grande se siente cuando se señala con dedo acusador a todo aquel que busque cobijo en un mínimo bienestar económico! ¡Sí, niño bien! ¡Qué fácil es!

Por ello te has subido a ese tren herrumbroso de la postmodernidad: ella te permite ser un dilettante sin obligación alguna de ser un filósofo, político o artista consistente. De ti sólo surgen patrañas pergeñadas con retazos de citas empalagosas y de bramidos anticapitalistas. Cuánto ruido armas, pero nadie te entiende ni te atiende, Simón Royo: tu lengua de trapo se enreda siempre... Métete piedritas en la boca, Demóstenes trastabillado!

No has dudado en burlarte de la hospitalidad brindada y de destrozarle la vida a los demás. Eso se suma a tu discurso, que es tan pobre como tus actos.

¡De lo artificial de tu predicamento irá este blog!








3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Esto va de filósofos? ¡Vaya tostonazo!

Anónimo dijo...

No esto no va de filósofos...esto va de reirse de los que se creen filósofos. Si a alguien no le hace gracia debe ser que siente algún aprecio por este individuo. Yo desde luego me parto la caja.
Saludos y a seguir destruyendo a royo...uy! quise decir decostruyendo

Anónimo dijo...

vaya mieeeeeeeeeeeeeerdaaaaaaaa, a ver si la actualizais, que aquí ya no entra ni Dios, porque es un aburrimiento.